PAPERAS

La parotiditis, vulgarmente conocida como paperas, es una enfermedad benigna pero muy contagiosa e infecciosa en la que destaca el agrandamiento doloroso de las glándulas salivales parótidas situadas en la zona de la mandíbula. Se trata de una enfermedad muy contagiosa, en cuya evolución se describen 4 etapas: periodo de incubación, fase de pródromos, inflamación de las glándulas parótidas y disminución de la inflamación glandular. La infección tiene lugar por lo general en la infancia, mientras que cuando se presenta en la edad adulta es a menudo una enfermedad más grave, de forma que más de la mitad de los fallecimientos ocurren en este grupo de edad. Si una embarazada adquiere la infección durante el primer trimestre del embarazo puede provocar un aborto espontáneo hasta en una cuarta parte de los casos. Aunque el virus de la parotiditis puede atravesar la placenta no hay constancia de que produzca malformaciones congénitas en el feto como ocurre en el caso de la rubéola.


CÓMO SE CONTRAEN Y CÓMO SE CONTAGIAN
Aunque las personas mayores pueden contraer la enfermedad, generalmente ocurre en niños entre 5 y 15 años de edad. Las paperas ocurren con menor frecuencia que otras enfermedades infantiles contagiosas comunes. Las paperas son más comunes durante el invierno y la primavera.
Se contagian a través del contacto directo con la saliva y las secreciones de la nariz y garganta de personas infectadas.

SÍNTOMAS
Muchos niños tienen síntomas muy leves o no tienen ningún síntoma. Los síntomas más comunes de las paperas se enumeran a continuación. Sin embargo, cada individuo puede experimentar los síntomas de una forma diferente.
- Malestar general leve.
- Molestias en las glándulas salivares, las cuales pueden estar inflamadas y dolorosas.
- Dificultad para masticar.
- Fiebre (durante tres o cuatro días, poco elevada).
- Dolor de cabeza.
- Dolor en las glándulas salivares cuando come alimentos ácidos.








COMPLICACIONES ASOCIADAS A LAS PAPERAS
En el 15-25 por ciento de los hombres infectados se presenta inflamación de los testículos. Las paperas pueden provocar trastornos del sistema nervioso central, tales como encefalitis (inflamación del cerebro) y meningitis (inflamación del revestimiento del cerebro y de la médula espinal). Otras complicaciones incluyen artritis, problemas renales, inflamación de la glándula tiroides, inflamación de los senos y sordera.

CAUSAS
Las paperas son causadas por un virus que se transmite de persona a persona a través de las gotitas de la respiración (por ejemplo, al estornudar) o por contacto directo con artículos que han sido contaminados con saliva infectada.
Las glándulas parótidas (las glándulas salivales más grandes, localizadas entre el oído y la mandíbula) se inflaman con frecuencia.
Las paperas se presentan más comúnmente en niños entre los 2 y 12 años que no han sido vacunados contra la enfermedad. Sin embargo, la infección puede ocurrir a cualquier edad. El tiempo que transcurre entre la exposición al virus y el momento de resultar enfermo (período de incubación) generalmente es de 12 a 24 días.

PREVENCIÓN
Las vacunaciones en la infancia contra las paperas (usualmente en combinación con la del sarampión y la rubéola) proporciona inmunidad para la mayoría de las personas. Las personas que han tenido paperas son inmunes de por vida.

TRATAMIENTO
En la mayoría de los casos esta enfermedad se autolimita y su tratamiento sólo consiste en mejorar los síntomas que se vayan presentando, básicamente mediante antitérmicos y antinflamatorios. El reposo en cama se deberá hacer según la necesidad. Con esta medida no hay datos estadísticos que demuestren una disminución en la tasa de complicaciones y por el contrario si puede resultar incómodo para el enfermo, por ello lo mejor es hacer reposo cuando se desee. La dieta es otro factor muy importante a tener en cuenta. Ésta debe ajustarse a la capacidad para comer sin tener dificultad. Si la ingesta es posible, no hay contraindicación para limitar la alimentación.
El mejor tratamiento es la prevención mediante las vacunas, cuya primera dosis se administra a los 15 meses y el refuerzo a los 6 años. En general esta vacuna no suele producir fiebre ni otras complicaciones. La vacuna induce defensas contra el virus en alrededor del 96% de las personas en quienes no ha habido un contacto previo con el virus.
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